Comer para vencer al cáncer

¿Cómo se enfrenta el paciente al cáncer?

En mayor o menor medida, cada diagnóstico de cáncer esconde la historia de una crisis vital o existencial que requiere un importante esfuerzo de ajuste y adaptación que no sólo tendrá una repercusión psicológica en el paciente, sino que además podría llegar a influir en la evolución de la propia enfermedad.

El afrontamiento comprende el conjunto de respuestas cognitivas y conductuales puestas en marcha tras un evento estresante para tratar de mitigar su impacto psicológico. Para medir este constructo, se habla de 5 dimensiones del ajuste: 1) espíritu de lucha; 2) preocupación ansiosa; 3) fatalismo; 4) desesperanza; y 5) evitación-negación que se describen en la tabla 1. El enfermo realiza un intento de evaluación de la situación en el que trata de dar respuesta a cuestiones críticas como la gravedad, el futuro y la capacidad de control. La existencia de un tumor puede ser negada, evaluada como amenaza, percibida como daño o pérdida o sentida como desafío o reto personal según la dimensión del ajuste:

Dimensiones del ajuste

Espíritu de lucha

Preocupación ansiosa

Fatalismo

Desesperanza

Evitación Negación

Percepción enfermedad Desafío o reto Gran amenaza o error diagnóstico Amenaza o pérdida Amenaza o pérdida Amenaza o error diagnóstico
Cree ejercer control Si Incertidumbre No, se pone en manos del médico No porque le sobrepasa No se lo plantea
Respecto al futuro Optimismo Incertidumbre Resignación Pesimismo Optimismo
Estrategia de afrontamiento Búsqueda moderada de información, papel activo en la recuperación, intentará seguir con su vida Búsqueda compulsiva de información, medicinas alternativas, cualquier síntoma lo interpreta como empeoramiento Aceptación pasiva, ausencia de estrategias dirigidas al problema Rendición ante la enfermedad Negación de la enfermedad, minimización
Tono emocional Positivo, ira o ansiedad ligera Ansiedad Sereno Negativo y/o depresión Sereno


Tabla 1. Cinco dimensiones del ajuste en el afrontamiento.

Paula J. Fonseca y Belén Álvarez

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