Comer para vencer al cáncer

Pon en forma tus defensas: alimentos para el sistema inmune

Desde hace años se conoce que uno de los mecanismos que hace tan agresivo al cáncer y en algunos casos tan difícil de combatir, es su capacidad para frenar la respuesta inmune que el organismo debería poner en marcha para erradicarlo. Así, las células del sistema inmune “se ponen de parte” del tumor que consigue “engañarlas”. Actualmente, la inmunoterapia está desarrollando fármacos que han demostrado buenos resultados en algunos tumores. Estos fármacos identifican células que impedían actuar al sistema inmunológico que debe defendernos, las bloquean y potencian/activan la respuesta inmune contra el cáncer. Esto es una revolución de hace unos cinco años.

Últimamente, también se ha demostrado que el sistema nervioso, en general, propicia el crecimiento del cáncer. Cada vez tenemos más evidencias de que cuando una persona sufre estrés crónico, durante meses/años esas emociones favorecen la liberación de sustancias que crean un ambiente proinflamatorio que favorece el desarrollo del cáncer. Por el contrario, todo lo que nos hace felices, aquello que nos genera paz y sosiego, el nacimiento de un nieto, un logro profesional nuestro o de un familiar, un hobby, escuchar música es muy positivo en nuestra lucha contra el cáncer.

Además, el sistema nervioso e inmune se interrelacionan. Un buen sistema nervioso contribuye a dormir bien y estar equilibrado y hacer ejercicio físico potencia las defensas. Y a la inversa, sabemos que los estados estresantes, el desánimo, la depresión, la ansiedad sobre todo si son crónicos, son estados proinflamatorios y procarcinógenos. Así, el estrés emocional crónico, si no logramos superar el temor y angustia que nos causa el diagnóstico de un cáncer, mantenido en el tiempo, puede poner favorecer su diseminación.

Por su parte, los alimentos que más contribuyen a potenciar nuestro sistema inmune se incluyen en el libro Comer para vencer al cáncer y son:

  1. Yogur, Kefir o leche fermentada, son ricos en bifidobacterias y probióticos, bacterias “saludables”. Se recomienda su consumo en el desayuno y/o cena.
  2. Cereales como la avena y el germen de trigo, ricos en vitamina B6 y selenio. Tomarlos en el desayuno y/o merienda.
  3. Ajo y cebolla, combaten todo tipo de inflamación. Utilizarlos como condimento en comida y cena.
  4. Frutas cítricas, ricas en vitamina C: naranja, limón, kiwi, piña que debemos consumir preferiblemente en ayunas, antes del desayuno.
  5. Setas como shitakee, maitake, reishi que puede añadir a caldos o purés en polvo deshidratado o consumir a la plancha o en revuelto. Aportan proteoglicanos que fortalecen el sistema inmune.
  6. Moluscos como almeja, calamar, pulpo, navaja, ostra, por su riqueza en zinc. Consumir en la comida o cena acompañados de un plato de verdura.
  7. Plantas medicinales en infusión: achicoria, cardo mariano, equinácea, tomillo.
  8. Zumos, infusiones o bayas de arándano
  9. Zumo energético con limón, apio, pepino, perejil y jengibre encurtido (para enmascarar el fuerte sabor del jengibre). Si resulta muy ácido se puede rebajar el sabor añadiendo manzana.
  10. Semillas ricas en aceites como las de lino, sésamo o chía. Se recomiendan en momentos de poco apetito, en los que necesite un aporte extra de nutrientes.Todo lo anterior se debe combinar con ejercicio físico diario, una caminata ligera durante unos 30 minutos, natación, pilates, baile y con la ingesta de hasta 2 litros de agua al día a la que se puede añadir zumo de limón (algún vaso se puede sustituir por infusiones de las recogidas previamente).

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