El 5% de todos los cánceres se consideran hereditarios al estar causados por mutaciones o cambios en genes de susceptibilidad al cáncer que se trasmiten de padres a hijos. El otro 95% los causan agentes ambientales, fundamentalmente el tabaco, una mala alimentación, el alcohol y ciertos virus.
El patrón de herencia en la mayoría de los casos es autosómico dominante, lo que quiere decir que para que esta característica heredable se exprese basta con que el descendiente reciba el gen dañado, mutado, de uno solo de sus progenitores.
Las pruebas genéticas solo se recomiendan a individuos cuyos antecedentes personales o familiares son muy indicativos de un cáncer hereditario, por ejemplo, cuando varios familiares de primer grado presentan un mismo cáncer a una edad joven. El asesoramiento adecuado de estos individuos y de sus familiares se debe realizar en unidades de consejo genético en cáncer (UCGC).
Las personas con riesgo de desarrollar un cáncer familiar pueden reducirlo con un estilo de vida saludable y con un seguimiento médico para, si desarrollan el tumor, poder detectarlo en fases iniciales.
Los tumores de los que más se conoce su herencia son los de mama, ovario, colon, estómago y endocrinos (medular tiroides, feocromocitoma).
En una publicación reciente se recoge que un equipo científico de la Universidad de Washington ha especificado 12 tipos de cáncer provocados por mutaciones hereditarias. Estos 12 tipos son: ovario, estómago, mama, próstata, endometrio, riñón, glioma (cerebral), dos variedades de cáncer de pulmón, cerebrales, leucemia y los de cabeza y cuello.
Hasta la fecha, poco se conocía de la herencia del cáncer de pulmón y cabeza y cuello que en la mayoría de los casos se asocian con el tabaco potenciado por la adicción de alcohol.
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