Uno de los diagnósticos más comunes en pacientes con cáncer es la desnutrición, más aún si esos pacientes son niños. El estado nutricional de los más pequeños es muy importante ya que, debido al proceso oncológico, suelen necesitar hasta un 30% de aporte calórico más, pudiendo producirse incluso retrasos en el crecimiento por déficit nutricional.
La evolución de la enfermedad, junto con la calidad general de vida, puede mejorar si llevan una nutrición lo más adecuada posible. Esto es complicado puesto que los niños pierden el apetito, asimilan mal algunos nutrientes y esto, cuando reciben quimioterapia y/o radioterapia, hace que se encuentren más débiles, tristes y constituye un bucle negativo para su calidad de vida y la de sus padres quienes lo viven con gran impotencia.
En la comida de estos niños, se recomienda incluir alimentos con alto contenido energético, proteínas (huevos, quesos), frutas, mejor de temporada, verduras, cereales, semillas, aceite de oliva virgen extra y moderar la ingesta de productos grasos y de carne roja. Si sufre diarrea por la quimioterapia, las frutas de elección son el plátano, el zumo de limón y la manzana pelada y rallada.
Los efectos secundarios de los tratamientos del cáncer son múltiples, muchos se asocian con alteraciones que impactan en la ingesta, vómitos, diarrea, heridas en la boca y para cada uno el tipo de alimentación puede variar como se recoge en el libro Comer para Vencer al Cáncer.
Los padres deben recurrir a trucos y poner en marcha el ingenio para que cuando llegue la hora de comer los pequeños sientan el menú apetecible. Para ello, sugerimos experimentar con nuevas recetas y aumentar el aporte de calorías, pero evitando aumentar el volumen de la comida. Por ejemplo, usar platos más grandes, de esta forma parecerá que hay menos cantidad de comida e intentar dar protagonismo a los purés donde se aporta más variedad de alimentos y más cantidad siendo sencilla de digerir.
Es muy habitual que los niños rechacen alimentos y esto se potenciará cuando se encuentren en tratamiento oncológico. Las verduras y los pescados suelen ser una fuente de rechazo importante. Si tenemos en cuenta que la comida entra por los ojos, los colores intensos les atraerán muchísimo, algo que ocurre con la salsa de tomate que les suele encantar y en parte es debido a su color rojo vivo. Así que debemos preparar platos de verduras coloridos, sin recargarlos en cuanto a cantidad y mezclándolos con otro alimento que les guste. Podemos también usar formas decorativas en el plato, por ejemplo, partiendo los alimentos en pequeños trozos dibujando formas en el plato como caras con ojos, sonrisa a través de la combinación de alimentos.
Los flanes de verduras multicolor (espinacas, zanahorias, entre otras) se pueden mezclar con carnes, pescados y/o huevo y también con legumbres, quesos… ya que aceptan diversidad de alimentos y al ser tan llamativos visualmente y desmoldables constituyen una opción muy original y sobre todo nutritiva. Otra idea similar serían las brochetas, las cuales son muy manejables también.
Otro truco es utilizar platos, cubiertos, servilletas… con colores, dibujos que les llamen la atención y les hagan sonreír, una de las cosas más importantes para todos en la vida.
Esto han sido unos pequeños consejos, pero de una forma más esquemática resumiremos las pautas que deben cumplir:
- Repartir las comidas en varias tomas al día, poca cantidad y más frecuencia.
- Incluir al menos dos raciones de proteínas al día (carne, lácteo, huevos que siempre deben de estar bien cocidos, legumbres, frutos secos, …), 3-5 raciones de hidratos de carbono (pan, cereales, arroz, pasta, frutas) que les van a dar energía y además ayudan a las proteínas a realizar su función estructural y las importantísimas verduras. Si no lográis que coma preparar batidos con yogur, plátano, zumo de limón, galletas (3-4), cucharadita de aceite oliva que será digestivo y fácil de tomar
- Quizá uno de los puntos más importantes es que el niño coma en el momento en que más apetito tiene, da igual si es en el desayuno, en la comida o en la cena. Hay que aprovechar esos instantes y prepararle los platos con mayor aporte de calorías y no obligarle a comer en caso contrario.
- Enriquecer los platos con aceite de oliva, quesos rallado, leche en polvo, frutos secos, claras de huevo, triturado de pollo, pescado o de diferentes semillas. Añadir a las verduras almendras, plátanos, uvas, nueces (estos alimentos son muy saludables y calóricos)
- Las preparaciones y cocciones de los alimentos también son muy importantes. Se recomienda: vapor, microondas, hervidos y horno. Hay que evitar: fritos, alimentos crudos o cocidos parcialmente.
- Asegurar una hidratación adecuada. Para ello recomendamos beber abundante agua, tomar zumos naturales, infusiones… pero debe evitar beber gran cantidad de líquido en el momento de la comida ya que se sentirá más lleno y comerá menos.
- La comida deben hacerla en un ambiente relajado, bien ventilado y en buena compañía. Si los padres fuerzan la ingesta, obligan o convierten en un momento desagradable las horas de las comidas los niños con gritos y reproches cada día rechazarán más comer.
La enfermedad, además de afectar a nivel físico, lo hace en gran medida a nivel psicológico tanto para el niño como para el resto de la familia. Con este breve texto nos gustaría que los padres, familiares y cuidadores tengáis un pequeño referente de cuáles son los alimentos más beneficiosos y los trucos para favorecer la ingesta. Dado que aparecen una multitud de emociones y miedos nuevos deseamos podáis llevar este momento de la mejor manera posible.
No olvidéis:
Lucha, lucha y lucha!!!!
Belén Álvarez y Paula J. Fonseca
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